14 octubre 2007

Antagonistas


Esta mañana desayunando en un bar he podido comprobar como se dejaba sus eurillos el típico ludópata de barrio pegado a una tragaperras. Al tipo, cubata en mano y dale que te pego con las moneditas, se le veía muy familiarizado con el entorno y me ha dado por pensar en cuan distinto debía ser a, por poner un ejemplo, H.G. Wells.






Si, amigos. Mientras el bueno de Herbert George Wells es recordado (entre otras cosas) por su Máquina del Tiempo, seguro que al ludópata de esta mañana le recordarán en su casa por haber pasado todo El Tiempo en la Máquina.
Que cosas tiene la vida....

 
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