24 octubre 2006

Resolución de problemas

Hoy he me ha quedado claro que lo de solucionar problemas es todo un arte. Un amigo me ha enviado una cita de un famoso gurú....

"Cuando empiezas a resolver un problema, las primeras soluciones que se te ocurren son muy complejas y la mayor parte de la gente se detiene ahí. Pero si continúas y vives con el problema y pelas más capas de la cebolla, a menudo llegas a soluciones muy simples y elegantes. La mayoría de la gente simplemente no emplea el tiempo o energía necesarios para llegar ahí".
(Steve Jobs, CEO y fundador de Apple y Pixar)


He querido constatar qué hacen algunos ciudadanos de a pie ante ciertos problemas, y aquí os mando un par de ejemplos:


1) "Antes cuando pelaba cebollas, como primera solución intentaba pelar la cebolla debajo del agua, con guantes, con un paquete de pañuelos de papel al lado (para secarme las lágrimas) y una pinza en la nariz. La solución era compleja y no solventaba del todo el problema.Sentí el problema, viví con él, seguí pensando para buscar una solución mejor y más sencilla y...En el último cumpleaños de mi mujer, la regalé unas gafas de ventisca (Sky) y unos guantes de gorotex y desde ese día HE SOLUCIONADO MI PROBLEMA CON LAS PUT... CEBOLLAS. Mucha razón tiene el gurú de la manzana". (Luis. Honrado ciudadano)


2) "A mi me ocurrió algo igual, pero ni con las de ventisca y los guantes conseguimos erradicar el problema. Cada vez que comíamos ensalada nos sentábamos llorando a la mesa, como si estuvieran reponiendo en la primera Kramer contra Kramer. Finalmente después de sentir el problema, vivir con él e intentar superar la adversidad, compramos un bidón de queroseno y prendimos fuego a la verdulería, con los verdúleros dentro. Ahora ya no compro cebollas porqué me queda lejos". (Ferran. Ciudadano modélico)



Si tienes algún ejemplo ilustrativo de como solucionar un problema de forma creativa, cómpartelo....

Ante los problemas......No surrender!!


P.D: Damos las gracias a Ángel (ilustre ciudadano) por iluminar este post...

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Pelando cebollas
Pelando cebollas, capa a capa reconocía el cosquilleo que llega por las alitas de la nariz, olor que entraba suave y rascando y cortaba trocitos pequeños pedazos y aguantaba y María detrás, hablando gritando revoloteaba con manos en alto y aguanta, Luis y ella: apenas nos vemos, ni hablamos, llegas a casa y posas los huevos en el sofá. Ella detrás y tú, Luis, por dentro, recordaba aquel Mini Cooper rojo colorado como los tomates que ahora troceaba, mini coche y fanfarrón la enamoraste y todos los viernes y también los sábados y los domingos y al final siempre, detrás, aguantaba, gritando: yo también trabajo todo el día, Luis, y Luis rememoraba partes traseras de auto, contorsiones calientes, y cómo lo vendía para trueque de billetes para viaje juntos a Europa en tren que no cogimos a tiempo, vendido porque, claro, se te hacía pequeño, que, claro, no es coche para dos, y ella ya no, Luis, aparta, quita, ella, que estoy cansada, ya no, que me duele la cabeza, que el sábado quizás, y la lechuga troceada en pedazos pequeños: querrás que la aliñe, supongo. Y aguantaba: esparcía el apio, y ella habla bla bla bla, y Luis por dentro María, basta, y llegas a casa, cuando llegas, sí, de trabajar, seguro, y por dentro él, en casa Luis, en el trabajo llamado Torres, qué pasa con el informe Amezcua, y Torres, para cuándo los datos del trimestre, y pepinillos, y zanahorias, y remolacha, y por las mañanas con cara de desconocido en el espejo del baño, con alopecia de ilusiones, y espuma de afeitar que goteaba en barriga con ombligo tambor, y por eso también lo de las ensaladas: ¡mírate, barrigón! Apenas nos divertimos, ni salimos, Luis, qué hay del ascenso prometido, Luis, y después del Mini, mejor que alquiler, hipoteca, y vida de oficina y de ocho a dos, comidas rápidas, de cuatro a ocho, y el tráfico en este tu nuevo coche cuatro puertas financiado a cinco años, y atascos de una hora para llegar, y otra hora más para volver, y los demás aparta gilipollas, el intermitente, imbécil, mira por dónde vas, cabrón, y los mensajes de amiguetes en el contestador: Flaco y Pedrito y Eduardo y risas, casadito ya, y el domingo tremenda parrillada, no te cuento la de whisky que tragó Julián, y dónde te metes, hombre, y ella detrás, habla bla bla bla, y cortaba aguacates, porque mejor los vegetales para la firmeza que ella no tiene y a ti también se te afloja todo, hasta la corbata, y María también trabaja todo el día, yo también trabajo todo el día como tú, Luis, y volvía a casa y aguantaba, y llegas a casa y no colaboras y yo frego y lavo, te plancho las camisas, y te llevo los trajes al tinte, y tú, hala, a las buenas noches, y por eso hoy le preparaba una ensalada, y por dentro Torres, aprenda de Robertito que recién salido ya mejora, Torres no pensé tanta ineficacia, y Torres, qué hay de esos datos, y tú y aquellos capítulos de aquella novela, lejana, oculta, olvidada en el tercer cajón a la izquierda, y ella detrás y tú en la ensalada y ella porque seguramente vendrás tan tarde de la oficina, y yo me lo creo: ja, y casi con veintinueve ella me saldrá con lo de los hijos, Luis, si te esforzaras y ese ascenso, y podríamos: un hijo sí, y entonces si pudiera, pero, no, no, y otro piso que con dos habitaciones no basta, y ella sin que trabaje, en vez de nueve serían doce horas de oficina, y más facturas recogía del buzón: y la luz, el agua, y la comunidad, el coche, la nevera, y rojos números en extracto de banco y luego más Torres, dónde están los balances, y Torres, no me cumple los plazos, y ella detrás y yo en ensalada y aguanta, y así no podemos seguir, Luis, y aguantaba y apretaba los dientes y el cuchillo y me giraba y cortaba una dos tres y ella en el suelo, y lo encontraron cortando cebollas con el cuchillo y las manos manchadas de su sangre y no sabía qué, y por la ventana del coche celular, manos atrás, veía gente, luces, árbol, perro, casa, coches, y comisaría y juez muy severo contra abogado pleiteando por locura transitoria, y veinte y un día, que no es poco, y sabía qué: ahora.

Aquí no se está del todo mal, leía, veces escribo como antes, descubro la soledad, aprendo a sumar y restar los días, miraba por la ventana: está nublado, y cuando el agobio tira del sosiego recupero bajo la almohada ese olor a cebollas escondidas del almuerzo y me reconforta y converso conmigo dejando que ese olor entre por las alitas de la nariz, cosquilleo y olor que sube suave y rascando y me enseña a llorar, llorar, llorar, llorar como debía haber llorado antes."

Extraido de: http://home.cc.umanitoba.ca/~fernand4/pelando.html

 
Suscribir con Bloglines